Las enfermedades periodontales están causadas por bacterias que se acumulan alrededor de las encías produciendo en una primera fase inflamación de las encías (gingivitis) y que podría avanzar a periodontitis si no se trata a tiempo; pudiendo acabar con la perdida de los dientes.
Sangrado: Suele ser una de las primeras señales y aparece sobre todo al cepillado. Los fumadores no suelen presentar este signo debido al efecto del tabaco, pero no significa que el problema no esté ahí.
Inflamación: Las encías empiezan a aumentar de tamaño y a engrosarse invadiendo parte del diente.
Enrojecimiento: Empieza a observarse un cambio en la coloración de la encía que pasa de ser de un color rosa-rojizo pálido a un color más intenso y brillante.
Dolor: Cepillado de dientes o la ingesta de ciertos alimentos empieza a convertirse en una experiencia especialmente sensible.
Retracción de encías: La retracción de encías puede llevar consigo un aumento de la sensibilidad al frío y/o al calor al dejar la raíz dentaria expuesta.
Mal aliento: Las bacterias involucradas en los problemas peridontales producen el mal olor que percibimos en nuestra boca.
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Cepilla tus dientes 3 veces al día con un cepillo de cerdas suaves. Para mejorar el control del sarro se recomienda el uso de cepillo eléctrico.
Utilice el hilo dental una vez al día para evitar el sangrado de encías y el mal aliento.
El uso de colutorio se recomienda siempre sin alcohol y si es con clorhexidina siempre el tiempo pautado por su dentista.
Una visita al dentista cada 6 meses ayudará a detectar problemas gingivales en estadíos precoces y, en caso necesario, se le acompañará de una limpieza bucal.
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